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jueves, 28 de enero de 2010

La Batalla De Las Termópilas

Parece ser que el ejército persa se desplazó a un ritmo algo lento a través de Tracia y Macedonia y que sería finalmente en agosto cuando llegaron a Grecia las noticias de la inminente llegada de los persas.

Ejército Persa
En aquella época los espartanos, líderes militares de facto de la alianza, estaban celebrando la festividad religiosa de las Carneas. Durante ese festival la actividad militar estaba prohibida por la ley espartana y, de hecho(como ya sabemos), los espartanos no llegaron a tiempo a la batalla de Maratón por estar celebrando el festival.

También se estaban celebrando los Juegos Olímpicos, por lo que debido a la tregua imperante durante su celebración habría sido doblemente sacrílego para los espartanos si marchasen en su totalidad a la guerra.


Juegos Olímpicos


En esta ocasión, sin embargo, los éforos decidieron que la urgencia era lo suficientemente importante como para justificar el envío de una expedición avanzada para bloquear el paso; expedición que estaría comandada por uno de los dos reyes espartanos, Leónidas I.

Górgo, La Esposa y su hijo Despiden a Leónidas 

Górgo lo Llama










El Elegido: Leónidas

LEÓNIDAS Y SU HAZAÑA HISTÓRICA

Leónidas llevó consigo a 300 hombres de la guardia real, los Hippeis, así como a un número mayor de tropas de apoyo procedentes de otros lugares de Lacedemonia (incluyendo hilotas).


 Arcadios

Foceano

Hilótas de Esparta

La expedición debería intentar agrupar el mayor número posible de aliados sobre la marcha y esperar a la llegada del ejército espartano principal.

La leyenda de las Termópilas, tal y como la cuenta Heródoto, dice que los espartanos consultaron al Oráculo de Delfos ese mismo año sobre el resultado de la guerra. Se dice que el Oráculo dictaminó que, o bien la ciudad de Esparta sería saqueada por los persas, o bien debían sufrir la pérdida de un rey descendiente de Heracles. 
 Oráculo de Delfos

 Herácles

Heródoto dice que Leónidas, en línea con la profecía, estaba convencido de que se dirigía a una muerte segura al no contar con unas fuerzas adecuadas para la victoria y que por eso eligió como soldados sólo a espartanos que contaran con hijos vivos.

En el camino hacia las Termópilas el ejército espartano fue reforzado por contingentes procedentes de diversas ciudades, llegando a alcanzar una cifra superior a los 5.000 soldados en el momento en que llegaron a su destino.


Leónidas Se Encuentra con Hoplitas De Argos

Leónidas eligió acampar y defender la parte más estrecha del paso de las Termópilas, en un lugar en el que los habitantes de Fócida habían levantado una muralla defensiva algún tiempo atrás. También le llegaron noticias a Leónidas, desde la cercana ciudad de Traquinia, de la existencia de un camino montañoso que podía ser utilizado para rodear el paso de las Termópilas. En respuesta, Leónidas envió a 1.000 soldados focidios para que se estacionaran en las alturas y evitasen esa maniobra.

Hoplita Focidio

El Ejército Persa Es Avistado

El ejército persa fue avistado atravesando el golfo Maliaco y acercándose a las Termópilas a mediados de agosto, y ante este hecho los aliados mantuvieron un consejo de guerra en el que algunos peloponesios sugirieron retirarse hasta el istmo de Corinto para bloquear el paso al Peloponeso. Sin embargo, los habitantes de Fócida y Lócrida, regiones cercanas a las Termópilas, se indignaron por la sugerencia, y aconsejaron defender el paso a la vez que enviaban emisarios a pedir más ayuda. Leónidas se mostró de acuerdo con defender las Termópilas.



Ejercito y Armada Persa


Entre las curiosidades y leyendas que Heródoto cuenta de la batalla, a propósito del gran tamaño del ejército persa, es famosa la anécdota según la cual, en palabras del autor, el más valiente de los griegos fue el espartano Dienekes, pues antes de entablarse el combate dijo a los suyos que le habían dicho que:
Dienekes

Los arqueros de los persas eran tantos que «sus flechas cubrían el sol» y «volvían el día en noche» ("que cuando los bárbaros disparan sus arcos, ocultan el sol bajo la cantidad de sus flechas").

Y luego agrego:

Si los persas les tapaban el sol, en lugar de tener que combatir bajo él, podrían luchar a la sombra. 



Dienekes, y los espartanos en general, consideraban el arco como un arma poco honorable, ya que evadía el enfrentamiento cuerpo a cuerpo.

Jerjes envió un emisario para negociar con Leónidas, el cual le:

a)    Ofreció a los aliados su libertad.


b)    Y el título de "Amigos del Pueblo Persa", indicándoles que serían asentados en tierras más fértiles que las que ocupaban en ese momento.

Cuando Leónidas rechazó los términos, Jerjes envió un oficial que le volvió a solicitar que depusiera las armas:




A lo que Leónidas respondió con la famosa frase:




 «Ven a buscarlas tú mismo».

Al fracasar la negociación la batalla se volvió inevitable. Sin embargo, Jerjes retrasó el ataque durante cuatro días, esperando que los aliados se dispersasen por sí mismos ante la gran diferencia de tamaño entre los dos ejércitos, hasta que se decidió finalmente a avanzar.


La Batalla
























Después se produjo la traición de Efiáltes, quien mostró a los persas el paso que permitía rodear a les defensores de las Termópilas. Así sucedió lo que se muestra a continuación.






























Todos Muertos

COMPOSICIÓN DE LOS EJÉRCITOS

I.- EJÉRCITO PERSA

Las cifras sobre los soldados reunidos por Jerjes para la segunda invasión de Grecia han sido objeto de interminables discusiones, debido al gran tamaño que ofrecen las fuentes clásicas griegas.

1)    Heródoto defendía que Jerjes había reunido 2,5 millones de hombres solamente en personal militar, que a su vez iban acompañados por un número equivalente de personal de apoyo.

Heródoto


2)     El poeta Simónides de Ceos, que era casi contemporáneo, habla de cuatro millones. 

Simónides de Ceos

3)    Ctesias, por su parte, cifra en 800.000 hombres el tamaño total del ejército de Jerjes.


Libro Escrito Por Ctesias

La historiografía actual considera más o menos realistas los datos sobre los efectivos griegos y, durante muchos años, la cantidad ofrecida por Heródoto sobre los persas no fue puesta en duda. 


No obstante, a principios del siglo XX el historiador militar Hans Delbrück calculó que la longitud de las columnas para abastecer a una fuerza de combate de millones de hombres sería tan larga que los últimos carros estarían saliendo de Susa cuando los primeros persas llegaran a las Termópilas.

Los historiadores modernos tienden a valorar las cifras de Heródoto y de otras fuentes antiguas como completamente irreales, resultado de cálculos erróneos o exageraciones por parte del bando vencedor. El tema ha sido debatido en profundidad, pero parece que existe un consenso en lo referente al tamaño del ejército, que oscilaría entre los 200.000 y los 250.000 hombres, lo que en cualquier caso sería un ejército colosal para los medios logísticos de la época. Sean cuales fueran las cifras exactas, sin embargo, lo que sí que parece claro es que Jerjes estaba ansioso por asegurar el éxito de la expedición, para lo cual reunió a un ejército numéricamente muy superior tanto en tierra como en mar al de sus enemigos.

También existen dudas sobre si en las Termópilas se encontraba reunido la totalidad del ejército persa de invasión. No está claro si Jerjes dejó previamente guarniciones de soldados en Macedonia y Tesalia, o si avanzó con todos los soldados disponibles. La fuerza de las Termópilas probablemente estaba compuesta por la mayoría del ejército de invasión, contando con alrededor de unos 200.000 hombres. 


La única fuente antigua que comenta este punto es Ctesias, que sugiere que 80.000 persas lucharon en las Termópilas. Sin embargo, este relato es sólo fragmentario y ofrece errores graves, como por ejemplo una afirmación según la cual la batalla de Platea habría tenido lugar antes que la batalla de Salamina.

II.- EJÉRCITO GRIEGO

De acuerdo con las cifras que aportan Heródoto y Diodoro Sículo, el ejército aliado estaba compuesto por las siguientes fuerzas:

Heródoto

Diodoro Sículo

Grupo
Números - Heródoto
Números - Diodoro Sículo
300
300
900?
1.000
(¿incluyendo a los espartanos?)
900?
-
500
3.000
(otros peloponesios enviados con Leónidas)
500
Arcadios de Orcómeno
120
Otros arcadios
1.000
400
200
80
3.100 ó 4.000
4.000 ó 4.300
700
-
-
1.000
400
400
1.000
1.000
"Todos los que tenían"
1.000
Total
5.200 (ó 6.100) más los locros
7.400 (ó 7.700)

LA BATALLA

Primer Día

En el quinto día a partir de la llegada de los persas a las Termópilas, Jerjes finalmente decidió lanzar un ataque sobre los aliados griegos.

Primero envió a los soldados de Media y a los del Juzestán contra los aliados, con instrucciones de capturarlos y llevarlos ante él. Estos contingentes lanzaron un ataque frontal contra la posición griega, que se había situado delante de la muralla focidia, en la parte más estrecha del paso. Sin embargo, se trataba de tropas de infantería ligera, numerosas pero en franca desventaja de armamento y armadura frente a los hoplitas griegos.

Ataque De infantería Persa

Los Espartanos Esperando Ataque

Al parecer iban armados con escudos de mimbre, espadas cortas y lanzas arrojadizas, poco efectivas contra la muralla de escudos y lanzas largas de los espartanos.



La táctica normal del Imperio aqueménida era lanzar una primera oleada que abrumara al enemigo por su número y, si no funcionaba, lanzar a los Inmortales; esta táctica era efectiva en las batallas en Medio y Lejano Oriente, pero no funcionaba igual de bien contra los griegos, cuyas tácticas, técnicas y armamento eran muy diferentes.



Los detalles sobre las tácticas empleadas son escasos:

1)    Diodoro comenta que "los hombres se mantuvieron hombro con hombro" y que los griegos fueron "superiores en valor y en el gran tamaño de sus escudos", lo cual probablemente describe el funcionamiento de la falange griega estándar, en la que los hombres formaban una muralla de escudos y de puntas de lanza y que habría sido altamente efectiva si era capaz de cubrir toda la anchura del paso. Los escudos más débiles y las lanzas más cortas de los persas les impidieron enfrentarse cuerpo a cuerpo y en igualdad de condiciones con los hoplitas griegos.

Falange Espartana

2)    Heródoto afirma también que las unidades de cada ciudad se mantuvieron juntas, y que rotaban hacia el frente de batalla y hacia la retaguardia buscando con ello prevenir la fatiga, lo cual implica que los griegos contaban con más hombres de los que eran estrictamente necesarios para bloquear el paso.

3)  Según Heródoto, los griegos mataron a tantos persas que se dice que Jerjes se levantó del asiento desde el que observaba la batalla hasta en tres ocasiones.


4)     Según Ctesias, la primera oleada fue hecha pedazos con tan sólo dos o tres bajas entre los espartanos.

Caballería Persa

5)    Según Heródoto y Diodoro, el rey persa, tras haber tomado la medida del enemigo, envió a sus mejores tropas en un segundo asalto ese mismo día: los Inmortales, un cuerpo de soldados de élite formado por 10.000 hombres.

Inmortales

  Sin embargo, los Inmortales no lograron más de lo que habían hecho los soldados enviados con anterioridad, fracasando en abrir una brecha en las líneas de los aliados. Los espartanos parece que emplearon una táctica de fingir una retirada para después darse la vuelta y matar a los desorganizados soldados persas que corrían en su persecución.

Segundo Día

En el segundo día, Jerjes envió de nuevo a su infantería para atacar el paso, "suponiendo que sus enemigos, siendo tan pocos, estaban ya incapacitados por las heridas recibidas y no podrían resistir más." 



Sin embargo, los persas no lograron ningún progreso y el rey persa finalmente detuvo el asalto y se retiró a su campamento, totalmente perplejo.

A finales del segundo día de batalla, y mientras el rey persa estaba valorando qué hacer, recibió la visita de un traidor griego de Tesalia llamado Efialtes que le informó de la existencia del paso montañoso que rodeaba las Termópilas, ofreciéndose a guiarles. Efialtes actuó motivado por el deseo de una recompensa. 


El nombre Efialtes, tras los hechos relatados, quedó estigmatizado durante muchos años. El nombre se tradujo por "pesadilla", y se convirtió en el arquetipo de "traidor" en Grecia (al igual que Judas para los cristianos).

1)    Heródoto comenta que Jerjes envió a su comandante Hidarnes esa misma noche junto con los hombres bajo su mando, los Inmortales, para que rodeasen a los aliados a través del paso, partiendo de noche. Sin embargo, no dice nada más sobre los hombres que comandaba. 

Hidarnes, Xerxes & Mardonius 


   Los Inmortales habían sufrido duras bajas durante el primer día de batalla, por lo que es posible que Hidarnes recibiera el mando sobre una fuerza incrementada, en la que estuvieran los Inmortales supervivientes y otros soldados.
Inmortales

2)    Según Diodoro, Hidarnes contó con una fuerza de 20.000 hombres para esta misión. El paso dirigía desde el este del campamento persa a lo largo de la colina del Monte Anopea por detrás de los acantilados que flanqueaban el paso y tenía una ramificación que dirigía a Fócida, y otra que bajaba hasta el golfo Maliaco en Alpeno, la primera ciudad de Lócrida.

3)    Diodoro añade que Tirrastíadas, un hombre de Cime, escapó de noche del campamento persa y reveló a Leónidas la trama del traquinio. Dicho personaje no es mencionado por Heródoto, para quien los griegos fueron advertidos de la maniobra envolvente de los persas por desertores y por sus propios vigías.

4)    Relata Diodoro que los soldados griegos se lanzaron a un ataque nocturno sobre el campamento persa, en el causaron una matanza y que Jerjes habría encontrado la muerte de haber estado en su tienda.

5)     Heródoto no menciona ese episodio. La fuente de Diodoro tal vez fue Éforo de Cime.

Tercer Día

Al amanecer del tercer día, los focidios que guardaban el paso sobre las Termópilas se dieron cuenta de la llegada de la columna persa por el crujido de sus pisadas sobre las hojas de los robles.

Focidio

1)    Heródoto dice que se incorporaron de un salto y ciñeron sus armas. Los persas quedaron sorprendidos al verles correr rápidamente para armarse, pues no esperaban encontrarse con ningún ejército en ese lugar. Hidarnes temió que se tratase de los espartanos, pero fue informado por Efialtes de que no lo eran. 


  Los focidios se retiraron a una colina próxima para preparar su defensa asumiendo que los persas habían venido a atacarles, pero los persas, que no querían retrasarse, les acosaron con flechas mientras continuaban su camino, buscando su principal objetivo de rodear al ejército aliado.   Cuando un mensajero comunicó a Leónidas que los focidios no habían podido defender el paso, convocó un consejo de guerra al amanecer. Algunos aliados defendieron la retirada, pero el monarca espartano decidió permanecer en el paso con sus guerreros. Muchos de los contingentes aliados eligieron en ese momento retirarse o fueron ordenados a hacerlo por Leónidas (Heródoto admite que existen dudas sobre lo que realmente ocurrió). 


    El contingente de 700 soldados de Tespias, liderados por Demófilo, se negó a retirarse con los demás griegos, y se quedaron para luchar. 

Tespio


   También permanecieron los 400 tebanos.


Tebanos




   Así como probablemente los hilotas que acompañaban a los espartanos.

 Hilotas de Esparta

 Hilotas de Esparta

Las acciones de Leónidas han sido objeto de muchas discusiones. Una afirmación habitual es la que indica que los espartanos estaban obedeciendo las leyes de Esparta al no retirarse, pero parece que fue precisamente la no retirada en las Termópilas lo que hizo nacer la creencia de que los espartanos no se retiraban nunca. 

También es posible (y era la creencia de Heródoto) que, recordando las palabras del Oráculo de Delfos, Leónidas estuviese decidido a sacrificar su vida para salvar a Esparta. La respuesta que recibieron de labios de la Pitia fue que Lacedemón sería devastada por los bárbaros o que su rey moriría.



Mirad, habitantes de la extensa Esparta:

O bien vuestra poderosa y eximia ciudad es arrasada por los descendientes de Perseo, o no lo es; pero, en ese caso, la tierra de Lacedemón llorará la muerte de un rey de la estirpe de Heracles. Pues al invasor no lo detendrá la fuerza de los toros o de los leones, ya que posee la fuerza de Zeus. Proclamo, en fin, que no se detendrá hasta haber devorado a una u otro hasta los huesos.

Sin embargo, dado que la profecía no hacía mención específica a Leónidas, parece una débil razón como para justificar que cerca de 1.500 hombres luchasen también hasta la muerte.

La Teoría Que Quizá Ofrece Más Credibilidad

La teoría de más credibilidad es aquella que afirma que Leónidas eligió formar una retaguardia con el fin de proteger la retirada del resto de contingentes aliados.

Si todas las tropas se hubiesen retirado al mismo tiempo, los persas habrían podido atravesar el paso de las Termópilas rápidamente con su caballería para luego dar caza a los soldados en retirada.

Por otro lado, si todos hubieran permanecido en el paso habrían sido rodeados y eventualmente habrían muerto todos.

Con la decisión de una retirada parcial, Leónidas podría salvar a más de 3.000 hombres, que podrían continuar la lucha más adelante.

También ha sido objeto de discusión la decisión de los tebanos:

1.    Heródoto sugiere que los tebanos fueron llevados a la batalla en calidad de rehenes para asegurar el buen comportamiento de Tebas en la guerra.

Tebanos

2.     Sin embargo, y como ya Plutarco apuntó, eso no explicaría por qué no se les envió de vuelta con el resto de los aliados.

3.     Lo más probable es que se tratase de tebanos leales que, contrariamente a la mayoría de tebanos, se opusiesen a la dominación persa. Es probable que, por ello, acudieran a las Termópilas por su propia voluntad y permanecieron hasta el final porque no podían volver a Tebas si los persas conquistaban Beocia.

4.    Los tespios, por su parte, que no estaban dispuestos a someterse a Jerjes, se enfrentaban a la destrucción de su ciudad si los persas tomaban Beocia, aunque este hecho por sí solo tampoco explica que permanecieran ahí, teniendo en cuenta que Tespias había sido evacuada con éxito antes de que los persas llegaran. Parece que los tespios se ofrecieron voluntarios como un simple acto de sacrificio, lo cual es todavía más asombroso si se tiene en cuenta que su contingente representaba todos los soldados hoplitas que su ciudad podía reunir. Esto parece un rasgo de los tespios: en al menos otras dos ocasiones en la historia un ejército tespio se sacrificaría en una lucha a muerte.


Tespio

Al amanecer Jerjes realizó una libación religiosa, esperó para dar a los Inmortales tiempo suficiente para finalizar el descenso por la montaña, y luego comenzó su avance.

Los aliados en esta ocasión avanzaron más allá de la muralla para hacer frente a los persas en la zona más ancha del paso, intentando con ello incrementar las bajas que pudieran infligir al ejército persa.

Lucharon con sus lanzas hasta que todas ellas estuvieron rotas por el uso y luego utilizaron sus xifos (espadas cortas).


Lanza Espartana



Espada Espartana

1.    Heródoto cuenta que en la lucha cayeron dos hermanos de Jerjes: Abrocomes e Hiperantes.

2.     Leónidas también murió en la lucha y los dos bandos pelearon por hacerse con su cuerpo, consiguiéndolo finalmente los griegos.





A medida que se aproximaban los Inmortales, los aliados se retiraron y se hicieron fuertes en una colina tras la muralla. 


Los tebanos, "se alejaron de sus compañeros y, con las manos levantadas, avanzaron hacia los bárbaros" (según la traducción de Rawlinson), pero todavía mataron a algunos antes de aceptar su rendición.


Tebanos

El rey persa más tarde haría que los prisioneros tebanos recibieran la marca real. Del resto de defensores, Heródoto dice:

"Aquí se mantuvieron hasta el final, aquellos que todavía tenían espadas usándolas, y los otros resistiendo con sus manos y sus dientes."

Derribando parte del muro, Jerjes ordenó rodear la colina y los persas hicieron llover flechas sobre los defensores hasta que todos los griegos estuvieron muertos.
Espartanos Junto Al Muro

En 1939, el arqueólogo Spyridon Marinatos descubrió excavando en las Termópilas un gran número de puntas de flecha de bronce de estilo persa en la colina Kolonos, lo que hizo que se modificaran las teorías acerca de la colina en la que habían muerto los aliados, puesto que antes de la excavación se creía que se trataba de otra más pequeña y cercana a la muralla.

Finalmente, el paso de las Termópilas quedó abierto para el ejército persa.

1.    Según Heródoto, la batalla supuso un coste para los persas de 20.000 bajas.

2.    Las fuerzas aliadas que quedaron en la retaguardia fueron aniquiladas, con una probable pérdida en vidas de unos 2.000 hombres, incluyendo a aquellos que murieron durante los dos primeros días de batalla. 

3.    Heródoto dice en un momento de su relato que murieron 4.000 aliados, pero asumiendo que los focidios que guardaban el paso montañoso no murieron en la batalla (como Heródoto insinúa), esto supondría la casi totalidad de soldados aliados presentes (según las propias estimaciones de Heródoto), por lo que ese número es probablemente demasiado alto.

Eventos Posteriores

Cuando los persas se hicieron con el cuerpo de Leónidas, Jerjes, furioso, ordenó que se cortase la cabeza al cadáver y que su cuerpo fuese crucificado.
Jerjes

Heródoto hace la observación de que este trato era muy poco común entre los persas, que tenían el hábito de tratar con gran honor a los soldados valientes. Por otro lado, Jerjes también era conocido por sus momentos de cólera, como el caso en el que ordenó que se dieran latigazos sobre el Helesponto por no obedecerle.
Jérjes Cruzando El Helesponto

Tras la partida de los persas, los aliados recuperaron los cadáveres de sus soldados y los enterraron en la colina. Además, cuando finalizó la invasión persa, se erigió una estatua en forma de león en las Termópilas, para conmemorar a Leónidas.



Cuarenta años después de la batalla los huesos de Leónidas fueron llevados de vuelta a Esparta, en donde fue enterrado de nuevo con todos los honores. Se celebraron juegos funerarios anuales en su memoria.

Con las Termópilas abiertas al paso del ejército persa, resultó ya innecesario continuar el bloqueo de Artemisio. Por lo tanto, finalizó la batalla naval que transcurría ahí de forma simultánea y que se había quedado en tablas, y la flota aliada pudo retirarse en orden hasta el golfo Sarónico, en donde ayudaron a transportar a la población ateniense que quedaba hasta la isla de Salamina.


Golfo Sarónico

Tras atravesar las Termópilas, el ejército persa prosiguió su avance, saqueando e incendiando Platea y Tespias, ciudades de Beocia que no se habían sometido a los persas, para luego marchar sobre la ciudad de Atenas, que ya había sido evacuada por aquel entonces.

Mientras tanto, los aliados, en su mayoría del Peloponeso, prepararon la defensa del istmo de Corinto, demoliendo la única carretera que lo atravesaba y construyendo una muralla que lo cruzaba. Como en el caso de las Termópilas, para que esta estrategia fuese efectiva se requería que la armada aliada bloquease simultáneamente a la flota persa, impidiéndole el paso a través del golfo Sarónico, para evitar que las tropas persas simplemente desembarcaran pasado el istmo, en el Peloponeso.


Istmo de Corinto(Arriba de Micénas)

Sin embargo, en lugar de un mero bloqueo, Temístocles persuadió a los aliados para que buscaran una victoria decisiva contra la flota persa. Engañaron a los persas para que llevasen su armada hacia los estrechos de Salamina, en donde los aliados consiguieron destruir gran parte de sus naves en la batalla de Salamina, que acabó con la amenaza sobre el Peloponeso.

Jerjes, temiendo que los griegos atacasen los puentes del Helesponto y que pudieran dejar atrapado a su ejército en Europa, se retiró con gran parte del mismo de vuelta a Asia. Dejó un ejército más reducido de fuerzas escogidas al mando de Mardonio, para que completaran la conquista a lo largo del año siguiente.
Mardonio

Sin embargo, presionados por los atenienses, los aliados peloponesios finalmente aceptaron intentar atraer a Mardonio a una batalla, por lo que marcharon sobre el Ática.


Mardonio se retiró a Beocia para llevar a los griegos a terreno abierto y los dos bandos se acabaron enfrentando cerca de la ciudad de Platea. Ahí tuvo lugar la batalla de Platea, en la que los griegos obtuvieron una victoria decisiva, destruyendo gran parte del ejército persa y finalizando la invasión de Grecia. Mientras tanto, en la casi simultánea batalla naval de Mícala, los griegos destruyeron también lo que quedaba de la flota persa, reduciendo con ello la amenaza de futuras invasiones.

No obstante, durante el transcurso de la invasión los ejércitos de Jerjes causaron serios daños a las ciudades griegas y muchas de ellas fueron quemadas y arrasadas, como le sucedió a la propia Atenas, que fue pasto de las llamas, incluyendo los principales templos de su Acrópolis.

La fama de las Termópilas deriva en el ejemplo inspirador que supuso. La batalla es famosa por causa del heroísmo de los soldados que se quedaron en la retaguardia pese a saber que su posición estaba perdida y que se enfrentaban a una muerte segura.

Desde entonces, los eventos que tuvieron lugar en las Termópilas han sido objeto de alabanzas desde multitud de fuentes.

Una segunda razón que sirvió como un ejemplo histórico de un grupo de hombres libres luchando por su país y su libertad:

"Por ello, casi inmediatamente, los griegos contemporáneos vieron las Termópilas como una lección moral y cultural crítica. En términos universales, un pequeño grupo de hombres libres habían luchado contra un inmenso número de enemigos imperiales que luchaban bajo el látigo. Más especialmente, la idea occidental de que los soldados decidían dónde, cómo y contra quién luchaban contrastaba con la noción oriental del despotismo y la monarquía - probándose la libertad como la idea más fuerte ante la mayor valentía mostrada por los griegos en las Termópilas, atestiguada por las posteriores victorias en Salamina y Platea."

Desde el punto de vista militar, tiene una significatividad especial, basándose en lo acontecido durante los dos primeros días de lucha. En efecto, la capacidad de los defensores se usa como ejemplo de las ventajas que aporta el entrenamiento, el equipamiento y el buen uso del terreno como multiplicadores de la fuerza militar de un ejército.





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