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miércoles, 27 de enero de 2010

La Guerra Del Peloponeso



En la Historia de la Guerra del Peloponeso, libro uno, sección 23, Tucídides aclara que Esparta entró en guerra con Atenas:

 «porque temía que los atenienses se hicieran más poderosos, al ver que la mayor parte de Hellas se encontraba bajo el control de Atenas».

Hellas

Ciertamente, los casi cincuenta años de historia griega que precedieron al inicio de la guerra del Peloponeso habían estado marcados por el desarrollo de Atenas como uno de los poderes principales en el mundo mediterráneo.

Atenas

Tras rechazar los griegos la invasión persa en el año 480 a. C., Atenas lideró la coalición de ciudades estado griegas que continuaron las Guerras Médicas conocida como la Liga de Delos, atacando territorios persas en el Egeo y Jonia.

Lo que siguió fue un período al cual se ha denominado Pentecontecia (nombre dado por Tucídides), en el cual Atenas fue conocida más ampliamente por la historiografía griega con el nombre de Imperio ateniense, impulsando una guerra agresiva contra Persia.

Imperio Ateniense

Para mediados del siglo, los persas habían sido expulsados del Egeo y obligados a ceder el control de una amplia cantidad de territorios a los atenienses. Al mismo tiempo, Atenas incrementó su poder.

Durante el curso del siglo, varios de sus ex aliados independientes fueron reducidos al estatus de estados tributarios de la Liga de Delos; estos tributos fueron empleados para el mantenimiento de una poderosa flota y, luego de mitad de siglo, para financiar grandes programas de trabajos públicos en Atenas.

Flota Ateniense

A poco de instaurada la Pentecontecia, comenzaron a surgir fricciones entre Atenas y los estados peloponesios, incluida Esparta. Así, tras la salida de los persas de Grecia, Esparta trató de evitar la reconstrucción de las murallas de Atenas (sin las murallas, los atenienses habrían estado indefensos ante un ataque por tierra y sujetos al control espartano), pero fueron rechazados.

Muros de Atenas



Según Tucídides, aunque Esparta no realizó ninguna acción en ese momento,«se sintieron ofendidos sin manifestarlo». Los incidentes motivados por la reconstrucción de las murallas de Atenas comenzaron a deteriorar sensiblemente las relaciones entre ésta y Esparta. 

En 465 a. C. volvieron a estallar conflictos entre los estados con el inicio de una revuelta hilota en Esparta. 
 Hilotas

Hilótas con Javalina 

Hilótas con Honda

Los espartanos solicitaron ayuda a todos sus aliados, Atenas incluida, para sofocar la rebelión. Atenas envió un contingente considerable pero, al llegar, fueron enviados de regreso por los espartanos, mientras que los hombres de los demás aliados tuvieron permiso de quedarse.

Atenienses

De acuerdo con Tucídides, los espartanos actuaron de tal manera por temor a que los atenienses cambiasen de bando y apoyaran a los hilotas; ofendidos, los atenienses repudiaron su alianza con Esparta. 


Cuando finalmente los rebeldes hilotas debieron rendirse y abandonar el país, los atenienses los establecieron en una ciudad estratégica, Naupacto, en el golfo de Corinto.


Naupacto, en el Golfo de Corinto

Catalizadores De La Guerra

Dos acontecimientos condujeron a la reanudación de la guerra que rompía la Paz de los Treinta Años firmada en el 446 a. C.:

  • La guerra entre Corinto y Corcira.
  • La defección de Potidea, colonia de Atenas.
Dos hechos trascendentales fueron los detonantes de la conflagración:

  • El decreto ateniense contra Megara, descrito más abajo.
  • El crecimiento extraordinario del poder de Atenas.
Guerra entre Corinto y Corcira

En el 435 a. C., Corcira y Corinto rompieron hostilidades. Corinto, con colonias en el Adriático, intervino en la guerra civil entre demócratas y oligarcas de su colonia de Epidamno y envió clerucos (colonos) y una guarnición.

Córcira, Vista Aérea

Córcira

Familia Real de Córcira

Corinto, Vista Aérea

Corinto

Corinto en Grecia

Hoplitas de Corinto



Los oligarcas pidieron ayuda a Corcira, antigua colonia de Corinto, y aquella asedió por mar a la ciudad de Epidamno con 40 barcos y la cercaron por tierra los exiliados de esta ciudad y sus aliados ilirios.

Trirreme Corintio

Hoplita Ilirio


Hoplita Ilirio

Los corintios enviaron una expedición formada por naves y contingentes peloponesios y jonios aliados de algunos miembros de la Liga del Peloponeso, como los tebanos. Los corcireos fueron a Corinto y solicitaron el arbitraje de la Liga del Peloponeso y del oráculo de Delfos.

Tebanos

Como los corintios se opusieron, se entabló una batalla naval frente al promontorio de Leucimna, en Corcira, en la que vencieron los corcireos, que expugnaron Epidamno, la cual firmó la capitulación.

Dos años después de su victoria naval, en 433 a. C., Corcira solicitó su inclusión en la Confederación de Delos, puesto que los corintios estaban preparando una gran flota para consumar su venganza.

Según Plutarco, los atenienses, a sugerencia de Pericles, les enviaron una flota de diez naves, una mínima escuadra disuasoria, bajo el mando de Lacedemonio (hijo de Cimón de Atenas), y posteriormente otro contingente de 20, con la orden expresa de no entrar en la batalla con los corintios si estos no atacaban a la ciudad de Corcira.


Perícles



En la batalla de las islas Síbota, se enfrentaron las flotas corcirea y corintia, y ante la inminente victoria corintia, intervino la escuadra de diez naves atenienses.

Los corintios, que ignoraban cuál era o podría ser la magnitud de la flota, se retiraron. Corcira concluyó un epimachía (alianza defensiva) con Atenas para no vulnerar las cláusulas de la Paz de los Treinta Años, que conllevó la presencia ateniense en los puertos de Corcira, impidiendo a Corinto frenar la expansión ateniense hacia Occidente.

Defección de Potidea
  
Los intereses atenienses y corintios chocaron también en el norte del mar Egeo. Potidea, ciudad de Calcídica, miembro de la confederación de Delos, mantenía relaciones con su metrópolis, Corinto, que seguía enviando a los epidamiurgoi (magistrados corintios)





Atenas ordenó a Potidea derribar la muralla del lado del mar, que la separaba de la península de Palene, que entregasen rehenes y que no aceptase la presencia de los magistrados corintios.

Potidea contaba con el apoyo de Esparta y del rey macedonio Pérdicas II, por lo que se negó. Los espartanos les habían prometido invadir el Ática en el caso de que los atenienses atacasen Potidea.

Ésta ciudad anunció su retirada de la alianza ateniense en el 432 a .C., y acogió dentro de sus murallas a un cuerpo expedicionario de corintios y peloponesios, comandados por Aristeo de Corinto, lo que casi supuso la ruptura del pacto del 446 a .C. por parte de los corintios, ya que la expedición estaba formada por voluntarios.


Aristeo de Corinto

Atenas envió sus fuerzas a Tracia a principios del 432 a .C contra Pérdicas al estallar la rebelión de Potidea. Según algunos historiadores que se basan en las listas de tributos del 432 a .C , es posible que Atenas, con vistas a la guerra con este rey, aumentara de 6 a 15 talentos el tributo (phoros) de Potidea.

La rebelión de Potidea había sorprendido al cuerpo expedicionario ateniense de 30 trirremes enviado contra Pérdicas y que resultaban insuficientes para asediarla. Por ello, primero se apoderó de Terme, después sitió Pidna y obligó a los macedonios a firmar la paz con Atenas.



Poco después Atenas ordenó el ataque a Potidea y envió nuevas tropas mandadas por Calias y por Formión. No envió más contingentes en previsión de que Esparta cumpliera la promesa hecha a Potidea de invadir el Ática.

Ataque a Potidea 

El Decreto de Megara

En 447 a. C., después de la derrota de los atenienses, batidos por los beocios en Coronea, los megarenses se rebelaron. Con la ayuda de los corintios, sicionios y epidaurios masacraron la guarnición ateniense.



Beocios

Corintios

Megara que se había unido a Atenas al separarse de la Liga del Peloponeso, cambió su alianza. En respuesta Atenas envió tropas para reconquistar Pegas. La Ekklesía ateniense promulgó un decreto que les excluía de todos los puertos y fondeaderos del Imperio ateniense. Tales medidas afectaron gravemente a la economía de Megara, que pidió a Esparta y a la Liga del Peloponeso la guerra contra Atenas. Esta fue una de las causas que precipitaron el inicio de la guerra.

La Ruptura De La Paz

En 440 a. C., la Paz de los Treinta Años fue puesta a prueba cuando Samos, uno de los aliados más poderosos de Atenas, se rebeló contra la alianza.

Samos

Samos

Los rebeldes se aseguraron rápidamente el apoyo de un sátrapa persa, y Atenas se encontró ante la necesidad de encarar revueltas a lo largo de su imperio.

Los espartanos, cuya intervención hubiese desatado una guerra para determinar el destino del imperio, convocaron a sus aliados a un congreso para discutir la posibilidad de entrar en guerra con Atenas. No obstante, la decisión del congreso fue no intervenir; los atenienses aplastaron la revuelta y la paz se mantuvo.

La segunda prueba para la paz, y la causa inmediata de la guerra, llegó en la forma de varias acciones atenienses específicas que afectaron a los aliados de Esparta, principalmente a Corinto.

Atenas había sido convencida de intervenir en una disputa entre Corinto y Corcira respecto de la guerra civil en Epidamnos y, en la Batalla de Síbota, un pequeño contingente de trirremes atenienses jugaron un papel sumamente importante al evitar que la flota corintia capturase Corcira.

Sin embargo, cabe notar que los atenienses habían recibido instrucciones indicándoles que no interviniesen en la batalla. La presencia de navíos de guerra de Atenas posicionados cerca del lugar donde tenía lugar la batalla fue suficiente para disuadir a los corintios de tomar ventaja de su victoria, salvando así a la mayor parte de la derrotada flota corcirea.

Luego de eso, Atenas sitió Potidea, un aliado tributario de los atenienses y ex colonia de Corinto.
Atenas Sitió a Potidea


Reacción Corintia

Ultrajados, los corintios comenzaron a presionar a Esparta para que tomara alguna medida en contra de Atenas. Mientras, Corinto ayudaba de manera no oficial a Potidea infiltrando grupos de soldados dentro de la ciudad sitiada para ayudar en su defensa. Estos acontecimientos fueron una violación directa al Tratado de los Treinta Años, que, entre otras cosas, había estipulado que las Ligas de Delos y del Peloponeso respetarían mutuamente sus autonomías y cuestiones internas.



Hoplita de Potidea

Hoplita de Megara

Una nueva provocación surgió en la forma de un decreto ateniense (establecido en 433/2 a. C.) que imponía estrictas sanciones comerciales contra Megara (otra aliada de Esparta tras la Primera Guerra del Peloponeso).

Las sanciones, conocidas en conjunto como el Decreto de Megara, fueron ignoradas mayormente por Tucídides, pero los historiadores económicos modernos han notado que prohibir a Megara comerciar con el próspero Imperio ateniense habría sido desastroso para Megara y, por lo tanto, consideran al decreto como una causa más de la guerra.

En medio de estos eventos, los espartanos llamaron a una reunión de la Liga del Peloponeso en Esparta en el año 432 a. C. Esta reunión recibió a representantes de Atenas al igual que a aquellos provenientes de las ciudades miembros de la Liga, y se convirtió en el escenario del debate entre atenienses y corintios. Tucídides informó que, hasta ese momento, los corintios habían condenado la inacción de los espartanos, advirtiéndoles que si seguían pasivos, pronto se hallarían rodeados de enemigos y sin ningún aliado.

Como respuesta, Atenas recordó a Esparta su historial de victorias militares contra Persia y la previno de los peligros de enfrentarse a un Estado tan poderoso.

Imperturbable, la mayoría de la asamblea espartana votó que los atenienses habían roto la paz, declarando en esencia la guerra.



El historiador Simon Hornblower afirma que:

1.    De la narración de Tucídides se desprende que la causa profunda de la guerra se gestó durante la Pentecontecia, los 50 años que mediaron entre el final de la Segunda Guerra Médica y el estallido de la Guerra del Peloponeso.

2.    Dice también que el relato tucidídeo de los acontecimientos de la década 445-435 a. C. «son tratados no como parte de esos cincuenta años, a los que pertenecen estrictamente hablando, sino como parte de la sucesión de hechos que fueron la causa inmediata de la guerra».

3.    Añade que Tucídides en el libro I.23.6, «desarrolla la primera teoría de la causalidad histórica», donde dice que:

La causa más verdadera, aunque la que menos se manifiesta en las declaraciones, pienso que la constituye el hecho de que los atenienses al hacerse poderosos e inspirar miedo a los lacedemonios les obligaron a luchar. Pero las razones declaradas públicamente, por las cuales rompieron el tratado de la Paz de los Treinta Años y entraron en guerra, fueron las siguientes:

I.- La Guerra Arquidámica

Esparta y sus aliados, excepto Corinto, eran dominios con base predominante en tierra, capaces de convocar a grandes ejércitos terrestres que eran prácticamente invencibles (gracias a las legendarias fuerzas espartanas).

Espartanos

El Imperio ateniense, pese a tener base en la península del Ática, se extendía entre las islas del Mar Egeo; los atenienses obtenían su riqueza del tributo que pagaban esas mismas islas. Atenas mantenía su imperio por medio de su poderío naval. Es por este motivo que ambos estados eran relativamente incapaces de plantar una batalla decisiva.


Flota Ateniense

La estrategia espartana durante la primera guerra, a la que se denomina guerra arquimádica, por el rey Arquídamo II de Esparta, era invadir el territorio que rodeaba a Atenas. Pese a que esta invasión privó a Atenas del producto de las tierras circundantes, los atenienses conservaron su acceso al mar y no sufrieron mucho el asedio.







Muchos de los pobladores del Ática abandonaron sus granjas y se trasladaron dentro de los Muros Largos que conectaban Atenas con su puerto de El Pireo.

Ática

Los espartanos también ocuparon Ática durante períodos intermitentes de tres semanas; siguiendo la tradición del sistema hoplítico, los soldados esperaban regresar a sus casas para participar en la cosecha. Además, era necesario mantener el control sobre los esclavos espartanos, conocidos como hilotas, quienes no podían quedar sin supervisión por períodos prolongados.

La invasión espartana más extensa, en 430 a. C., duró apenas cuarenta días.

La Estrategia Ateniense

Inicialmente, la estrategia ateniense la fijaba el strategos, o general, Pericles, quien aconsejaba a los atenienses evitar la batalla en terreno abierto contra los numerosos y bien entrenados hoplitas, y depender de su flota.


General Perícles

La marina de guerra ateniense, la de mayor predominio en toda Grecia, asumió la ofensiva, consiguiendo una victoria en la batalla de Naupacto.



Sin embargo, en 430 a. C. una plaga golpeó a Atenas. La plaga arrasó a la población de la ciudad y, a largo plazo, fue una de las causas principales de su derrota final. La plaga mató, antes de que se extinguiera en el año 427 a. C., a más de 4000 hoplitas, 300 soldados de caballería y un número indeterminado de ciudadanos de las clases bajas y de marineros, quizás un tercio de la población de Atenas; incluidos Pericles y sus hijos, acabando aproximadamente con una cuarta parte de la gente de Atenas.

Peste en Atenas

En consecuencia, la cantidad de soldados se vio reducida drásticamente e incluso los mercenarios extranjeros se negaban a ser contratados por una ciudad asolada por la plaga. El temor era tal que la invasión espartana a Ática fue abandonada, puesto que las tropas no deseaban arriesgarse a contraer la enfermedad.

Tras la muerte de Pericles, los atenienses abandonaron en cierto modo su estrategia conservadora y defensiva, adoptando una más agresiva y llevando la guerra a Esparta y a sus aliados. 

Atenienses


Cleón, líder de la facción más militarista dentro de la democracia ateniense, adquiría cada vez mayor importancia. Dirigidos militarmente por un astuto nuevo general, Demóstenes (quien no debe ser confundido con el orador ateniense).
General Demóstenes

Los soldados atenienses lograron algunos triunfos mientras continuaban con sus ataques navales sobre el Peloponeso. Atenas extendió su actividad militar a Beocia y Etolia, y comenzó a fortificar sus bases militares alrededor del Peloponeso. Una de ellas se encontraba cerca de Pilos en una pequeña isla llamada Esfacteria, que en el curso de la primera guerra se posicionó a favor de Atenas. La base establecida en las afueras de Pilos golpeó a Esparta en su punto más débil: su dependencia de los hilotas.

Esparta era dependiente de una clase de esclavos, conocidos como hilotas, para que se encargaran de las plantaciones mientras los ciudadanos se entrenaban para convertirse en soldados. Los hilotas hacían posible el sistema espartano, pero ahora la base ateniense en Esfacteria estaba atrayendo a los hilotas fugitivos.

Además, el temor de una revuelta general de hilotas acicateados por la presencia ateniense hizo que los espartanos entraran en acción. Demóstenes, sin embargo, realizó una contramaniobra y atrapó a un grupo de soldados espartanos en Esfacteria, esperando que se rindieran, pero semanas más tarde, aún era incapaz de acabar con ellos.

Esfacteria

Luego de jactarse de que él podría poner fin a los asuntos en la Asamblea, el inexperto Cleón logró una gran victoria en la batalla de Pilos y la sucesiva batalla de Esfacteria en 425 a. C. Los atenienses capturaron entre 300 y 400 hoplitas espartiatas; los prisioneros fueron utilizados por Atenas como elementos de negociación.

Cleón 

Batalla de Pilos

Esfacteria

Posteriormente a la batalla, Brásidas, uno de los generales espartanos, reunió un ejército de aliados e hilotas y se dirigió hacia una de las fuentes del poderío de Atenas: la colonia de Anfípolis, que controlaba a un gran número de minas de plata cercanas que Atenas empleaba para financiar la guerra.

Brásidas

Anfípolis

Cabe destacar que en esta época el historiador Tucídides ostentaba el cargo de general ateniense y que fue exiliado por su fracaso, al impedir que Brásidas conquistase Anfípolis. Tucídides llegó demasiado tarde para reforzar las tropas que defendían la ciudad, hecho que llevó a que le culparan de su caída. En batallas posteriores, tanto Brásidas como Cleón fueron muertos (batalla de Anfípolis).

Esparta y Atenas acordaron cambiar a los prisioneros por las ciudades capturadas por Brásidas, y firmaron una tregua.

II.- Paz de Nicias

Tras la muerte de Cleón y Brásidas, fervientes guerreros de ambas naciones, la Paz de Nicias duró alrededor de seis años. No obstante, esta fue una época de escaramuzas constantes en el interior y en las inmediaciones del Peloponeso.

Mientras los espartanos se contuvieron de entrar en acción, algunos de sus aliados comenzaron a hablar de revolución. Estas ideas eran apoyadas por Argos, un poderoso Estado del Peloponeso que había permanecido independiente de Lacedemonia.

Argos

Con la ayuda de los atenienses, los argivos tuvieron éxito forjando una coalición de estados democráticos en el Peloponeso que incluía a estados importantes como Mantinea y Elis.


Hoplitas de Argos

Falange de Argos

Los primeros intentos de Esparta por quebrar la coalición fracasaron, y comenzó a cuestionarse el liderazgo del rey de Esparta, Agis II.

Agis II

Envalentonados, los argivos y sus aliados, con el apoyo de un pequeño ejército ateniense al mando de Alcibíades, se pusieron en marcha para tomar la ciudad de Tegea, cercana a Esparta.

Argivos
Atenienses

La batalla de Mantinea fue la mayor batalla librada dentro del territorio griego durante la guerra del Peloponeso.


Batalla de Mantinea


Los lacedemonios, junto con sus vecinos tegeatas, se enfrentaron al ejército combinado de Argos, Atenas, Mantinea y Arcadia. En la batalla, la coalición aliada logró varias victorias iniciales, pero fracasó en capitalizarlas; esto permitió que las fuerzas de élite espartanas derrotaran a la coalición.

Tegeanos

Espartanos

RIVALES

Argos
Atenienses

Arcadios


Mantineos contra Espartanos

El resultado fue una victoria total para Esparta, que rescató a su ciudad del borde de la derrota estratégica. La alianza democrática se fracturó y muchos de sus miembros regresaron a la Liga del Peloponeso.

Mediante su victoria en Mantinea, Esparta consiguió recuperarse de una mala situación y restablecer su hegemonía a lo largo del Peloponeso.

III..- La Expedición A Sicilia



En el decimoséptimo año de la guerra (415-414 a. C.), llegó la noticia a Atenas de que uno de sus aliados más lejanos en Sicilia, Segesta había entrado en guerra con Selinunte, entre otras cosas, por disputas fronterizas.





 Templo de Selinunte

 Enfrentamiento Segesta Selinunte

Los selinuntios invocaron la alianza común con Siracusa, ciudad que atacó a Segesta por tierra y mar.

Hoplitas Siracusanos

Caballería Siracusana

Hoplita Siracusano

Elite Siracusana

Trirreme Siracusano

Segesta, recordó a Atenas la alianza de esta última con la ciudad de Leontino, existente desde la primera expedición ateniense a Sicilia en 427 a. C., bajo el mando del estratego ateniense Laques.

El pueblo de Siracusa era étnicamente dorio (al igual que los espartanos), mientras que los atenienses y sus aliados en Sicilia eran jonios.

Atenas sintió la obligación de ayudar a sus aliados, sobre todo por el temor, manifestado y no infundado, de los habitantes de Segesta, de que Siracusa, podría aniquilar a todos los aliados que aún les quedaban a los atenienses y segestanos en tierras sicilianas, y de que lo siracusanios pudieran prestar ayuda militar a las demás poleis dorias de la isla y, por tanto, menoscabar el poderío de Atenas.

Segesta prometió sufragar los gastos que ocasionaría la guerra. Como primera medida, la asamblea ateniense decretó, tras oír a los embajadores de Segesta, enviar una delegación a la ciudad aliada para averiguar de cuánto dinero disponía en realidad, e informarse de la situación de la guerra contra Selinunte.

Los atenienses no actuaron únicamente desde una visión altruista: respaldados por Alcibíades, el líder de la expedición, soñaban con la conquista de toda Sicilia. Siracusa, la ciudad principal de Sicilia, no era mucho más pequeña que Atenas, y conquistar Sicilia habría llevado a Atenas una inmensa cantidad de recursos. Durante los últimos estadios de las preparaciones, personas desconocidas mutilaron las hermai (estatuas religiosas de Hermes) de Atenas.


Hermes
Por esta razón, Alcibíades fue acusado de crímenes religiosos. Alcibíades exigió que lo enjuiciaran de inmediato para poder defenderse antes de la expedición. Los atenienses sin embargo le permitieron que partiera en la expedición sin ser enjuiciado (muchos creyeron que la razón fue prepararse mejor en su contra).

Tras llegar a Sicilia, Alcibíades fue llamado de regreso a Atenas para el juicio. Temeroso de que lo condenaran injustamente, Alcibíades se pasó al bando de Esparta y Nicias quedó al mando.

Nicias

Luego de su traición, Alcibíades informó a los espartanos que Atenas planeaba utilizar Sicilia como trampolín para la conquista de Italia, y emplear los recursos y soldados obtenidos con esas nuevas, futuras conquistas para dominar todo el Peloponeso.

Las fuerzas atenienses consistían en:

·        Más 100 trirremes.



·        5000 hombres entre infantería y tropas ligeras.








·        La caballería se limitaba a unos 30 caballos, lo cuales demostraron no estar a la altura de la mayor y mejor entrenada caballería siracusana.



Con su llegada a Sicilia, varias ciudades se unieron en el acto a la causa ateniense. Nicias pospuso el ataque en lugar de efectuarlo de inmediato, y así la campaña terminó el año 415 a. C. con poco daño para Siracusa. El invierno se aproximaba y los atenienses debieron retirarse a sus cuarteles, pasando la dura estación reuniendo aliados y preparándose para destruir Siracusa. El retraso permitió a los siracusanos solicitar la ayuda de Esparta, quien envió al general Gilipo a Sicilia con refuerzos.

Gilipo



Hoplitas Periecos

Marineros Espartanos

Flota Espartana

Una vez en Italia, Gilipo montó un ejército formado por varias ciudades sicilianas y acudió al rescate de Siracusa. Luego de tomar el mando de las tropas siracusanas, y tras una serie de batallas, el espartano derrotó a las fuerzas atenienses, evitando que invadieran la ciudad.

Nicias solicitó a Atenas refuerzos, siendo enviado Demóstenes con una nueva flota para unir sus fuerzas con las de Nicias. Se sucedieron más batallas y los siracusanos y sus aliados volvieron a derrotar a los atenienses.


Demóstenes


Demóstenes abogaba por una retirada a Atenas, pero al principio Nicias se negó. Tras nuevos reveses, Nicias estuvo de acuerdo en la retirada hasta que esta fue demorada por un mal augurio (un eclipse lunar).

El retraso forzó a los atenienses a una batalla en el puerto de Siracusa. Los atenienses fueron completamente derrotados y Nicias y Demóstenes condujeron al resto de sus fuerzas tierra adentro en busca de aliados. La caballería siracusana los atacó sin piedad, matando o esclavizando a quienes quedaban de la poderosa flota ateniense.




La Segunda Guerra: Guerra De Decelia


  
Los lacedemonios no se limitaron a simplemente enviar ayuda a Sicilia; también resolvieron llevar la guerra a los atenienses.

Con el consejo de Alcibíades, fortificaron Decelia, cerca de Atenas, y evitaron que los atenienses pudieran utilizar sus tierras durante todo el año. La fortificación de Decelia impidió el envío de suministros a Atenas por tierra, obligando a que fueran transportados por mar con un costo mayor. Lo peor de todo quizá fuera que el trabajo en las minas de plata cercanas fue completamente interrumpido, ya que unos 20.000 esclavos atenienses fueron liberados por los hoplitas espartanos en Decelia.

Con los 1000 talentos del tesoro y reservas de emergencia diluyéndose, los atenienses tuvieron que demandar mayores tributos a sus aliados, aumentando aún más la tensión y la amenaza de otra rebelión dentro del Imperio.

Los corintios, los espartanos y otros miembros de la Liga del Peloponeso enviaron más refuerzos a Siracusa, esperando rechazar a los atenienses.

Hoplitas de Argos




Hoplita de Elis

Pero en lugar de retirarse, los atenienses mandaron otras cien naves y 5000 hombres a Sicilia.










Bajo las órdenes del espartano  Gilipo, los siracusanos y sus aliados consiguieron derrotar totalmente a los atenienses en tierra; además, Gilipo alentó a los siracusanos a construir una armada, la cual logró vencer a la flota ateniense cuando intentaban la retirada.

El ejército de Atenas, buscando escapar por tierra a otras ciudades más amistosas de Sicilia, fue dividido y derrotado; los soldados del ejército ateniense fueron vendidos como esclavos y toda la flota fue destruida.

Tras la victoria sobre los atenienses en Sicilia, todos creían que el fin de su Imperio estaba próximo. Su tesoro casi se había agotado, sus astilleros estaban vacíos y sus jóvenes muertos o prisioneros en territorio extranjero. Sin embargo, la fuerza del Imperio ateniense fue subestimada, aunque ciertamente el comienzo del fin estaba cerca.

Atenas Se Recupera

Después de que la fuerza expedicionaria ateniense fuera destruida, Lacedemonia fomentó la revuelta por parte de los aliados tributarios de Atenas, y gran parte de Jonia se levantó contra los atenienses. Los siracusanos pusieron su flota a disposición de los peloponesios, y los persas decidieron apoyar a los espartanos mediante dinero y barcos. Las revueltas y las diversas facciones amenazaban a la mismísima Atenas.

Los atenienses lograron sobrevivir por varias razones:

1.    Corinto y Siracusa tardaron en trasladar sus flotas al Egeo.

2.    Los demás aliados de Esparta también se retrasaron aprovisionando sus tropas y barcos.

3.    Los estados jonios que se rebelaron esperaban recibir protección, por lo que muchos regresaron al bando ateniense.

Hoplita Jonio


4.    Incluso los persas se demoraron en proveer los fondos y naves que habían prometido, frustrando los planes de batalla.

En el momento en que comenzó la guerra, los atenienses habían ahorrado un poco de dinero y tenían 100 navíos para ser empleados como último recurso.


Una vez que zarparon, esas naves se convirtieron en el centro de la flota ateniense durante el resto de la guerra.

Por otra parte, en Atenas tuvo lugar una revolución oligárquica donde un grupo de 400 personas tomaron el poder. La paz con Esparta habría sido posible, pero la flota de Atenas, ahora con base en la isla de Samos, se negó a aceptar los cambios políticos.

En 411 a. C., esta misma flota se enfrentó a los espartanos en la batalla de Sime. 


El Punto Rojo Es La Isla De Simi

Simi

La flota designó a Alcibíades como su líder y continuó la guerra en nombre de Atenas. Su oposición llevó a que se restituyera el gobierno democrático a los dos años.
Alcibíades


Alcibíades, pese a ser repudiado por traidor, aún tenía peso dentro de Atenas. Evitó que la flota ateniense atacase su metrópolis, ayudando a restaurar la democracia por medios más sutiles de presión.

También convenció a la flota de Atenas a atacar a los espartanos en la batalla de Cícico (410 a. C.). Durante esta batalla, los atenienses aniquilaron a la flota espartana y lograron restablecer la base financiera de su Imperio.



Entre 410 y 406 a. C., Atenas obtuvo varias victorias continuas y recuperó una buena parte de su Imperio. En gran parte, todo esto se debió a Alcibíades.

El Triunfo De Lisandro Y La Rendición De Atenas

A continuación de una victoria menor de Esparta por parte del hábil general Lisandro en la batalla naval de Notio en 406 a. C., Alcibíades no fue reelegido general de los atenienses y se autoimpuso el exilio de la ciudad.


Lisandro 

Atenas resultó victoriosa en la batalla naval de Arginusas, donde la flota espartana comandada por Calicrátidas perdió 70 navíos y 25 los atenienses.

Sin embargo, debido a las pésimas condiciones climáticas, los atenienses no pudieron rescatar a las tripulaciones varadas ni acabar con la flota espartana.

Pese a la victoria, estos fracasos fueron causa de indignación en Atenas y desencadenaron un polémico juicio. El proceso judicial acabó con la ejecución de seis de los mejores comandantes navales de Atenas. Ahora la supremacía marítima ateniense podía ser desafiada debido a la pérdida de sus líderes más capaces y la baja moral de los tripulantes.

A diferencia de algunos de sus predecesores, Lisandro, el nuevo navarco (almirante) espartano, no era miembro de la familia real de Esparta y era formidable en cuanto a estrategias navales; era un hábil diplomático que incluso había cultivado una buena relación personal con el príncipe persa Ciro el Joven, hijo de Darío II.

Aprovechando la oportunidad, la flota espartana partió de inmediato hacia el Helesponto, la fuente de suministro de cereales de Atenas. Bajo la amenaza de la hambruna, la flota ateniense no tuvo otra opción que enfrentarse a los espartanos.

Por medio de una astuta estrategia, Lisandro derrotó completamente a la flota ateniense en 405 a. C., en la batalla de Egospótamos, destruyendo 168 navíos y capturando entre 300 y 400 marineros atenienses. Sólo 12 barcos atenienses escaparon, y varios de estos navegaron hacia Chipre, llevando al strategos Conón, quien deseaba evitar el juicio de la Asamblea.

Batalla de Egospótamos





Debido al hambre y las enfermedades causadas por un asedio prolongado, Atenas se rindió en 404 a. C. y sus aliados hicieron lo mismo al poco tiempo.

Los demócratas de Samos, leales hasta el final, continuaron resistiendo y se les permitió huir para salvar sus vidas. Las condiciones de la rendición privaron a Atenas de sus muros, su flota y todas sus posesiones de ultramar.

Corinto y Tebas exigieron la destrucción de Atenas y la esclavitud para todos sus ciudadanos. Sin embargo, los espartanos anunciaron su rechazo a destruir una ciudad que había prestado servicio a Grecia en tiempos de gran necesidad; Esparta incorporó a Atenas a su propio sistema político; ahora tendría «los mismos amigos y enemigos» que Esparta.

Los victoriosos espartanos fueron clementes con Atenas, pese a la oposición de Corinto y Tebas.

Consecuencias De La Guerra Del Peloponeso

Durante un corto período, Atenas fue gobernada por los "Treinta Tiranos", suspendiéndose el régimen democrático. Este nuevo gobierno reaccionario fue establecido por Esparta. En 403 a. C., Trasíbulo derribó a los oligarcas y restauró la democracia.

Pese a que el poderío ateniense estaba fracturado, la guerra de Corinto supuso una pequeña mejoría y Atenas siguió teniendo un rol activo en la política griega.

A su vez, Esparta fue derrotada por Tebas en la batalla de Leuctra en 371 a. C., pero la conquista de Grecia por parte de Filipo II de Macedonia puso fin a todo unos años más tarde.


Batalla de Leuctra

La guerra del Peloponeso continúa fascinando a las generaciones posteriores debido al modo en que hundió al mundo griego y porque la democracia ateniense cayó ante una Esparta mucho más militarizada.

Además, la visión que da Tucídides sobre las motivaciones de los contendientes es mucho más profunda con respecto a cualquier otra guerra de la antigüedad.

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