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viernes, 22 de enero de 2010

La Falange Hoplítica En Esparta

La falange era la formación de combate habitual en Grecia desde mediados del siglo VII a. JC. No se tiene una idea exacta de si la falange surgió espontáneamente o si fue el resultado evolutivo de formaciones anteriores de combate. 


Se tiene tendencia a pensar que su concepto estaba relacionado con las competiciones atléticas teatralizadas; la evolución colectiva y mil veces repetida, el culto a la fuerza, al empuje físico y a la resistencia, así lo hacen pensar. Anteriormente, en todas las ciudades griegas existía la casta de los guerreros profesionales que combatían preferentemente a caballo y constituían una especie de aristocracia.

La Falange Hoplítica

En la falange hoplítica este concepto queda superado: son los ciudadanos libres de Esparta los que participan en ella como combatientes de a pie. No hay casta guerrera: todos los hombres libres en edad de empuñar un arma son guerreros.
Guardia Real Espartana

Falange de Periecos Espartanos

Ilota Falangista

Es posible que esta idea de la falange hoplítica influyera decididamente en la formación de un sistema tan sofisticado de pesos y contrapesos como era el espartano. 


En la falange hoplítica combate desde el rey hasta el ciudadano poseedor del lote de tierra más apartado. 


La idea de igualdad en la batalla debería de arrastrar, casi de forma automática, la igualdad política. El guerrero, en el fondo, pasa a ser un reformador político. 


No es la democracia la que modela la función del guerrero, como en las actuales democracias, sino justo al revés: el guerrero reproduce las condiciones del combate, que vive constantemente, en las instituciones políticas.

A pesar de la enorme innovación que supuso en la organización militar del mundo antiguo la irrupción de la falange hoplítica, hay que reconocer que tácticamente estaba muy limitada. Tenía muy escasa movilidad, costaba mucho pasar del “orden grueso” al “orden delgado”. Por otra parte, el hecho de que se tratara de una formación de infantería contribuía a limitar aún más la rapidez de movimientos.

Si la falange hoplítica pudo imponerse sobre los adversarios de Esparta e incluso una pequeña ciudad, con demografía limitada, se enfrentó y venció al Imperio Persa, fue gracias a su entrenamiento ininterrumpido y a la moral impresa en sus guerreros por la “agogé” y, especialmente, por el sentido del honor y la lealtad que sabía transmitirles.

Entrenamiento Esparta


La estructura interna de la falange era extremadamente complicada y seguramente fue ganando complejidad con el paso del tiempo y a la vista de las experiencias adquiridas en combate.

1)    El “sintagma”:

a)    Era la estructura básica de combate, estaba formado por cuadrados de 16 combatientes por cada uno de sus lados.

b)    Su elemento básico era la “fila”, formada por un frente de 16 combatientes.

2)    Cuatro filas formaban una “enomotia”.

a)    En el interior de la “enomotia”, las filas impares recibían el nombre de “protóstatas”.

b)    A la vez, las filas pares recibían el nombre de “epístatas”.

3)    Cuatro “enomotias” formaban una “hilera”.

4)    Dos “hileras” formaban una “diloquia”.

5)    Dos “diloquias” formaban una “tetrarquía”.

6)    Dos “tetrarquías”, formaban una “taxiarquía”.

7)    Finalmente, dos “taxiarquías”, formaban un “sintagma”.

En total, el bloque, equivalente a nuestros actuales batallones, estaba formado por 256 hombres.

Existían Unidades Mayores.

1)    Dos “sintagmas” formaban una “pentacosiarquía”.

2)    Dos “pentacosiarquías” formaban una “quiliarquía”.

3)    Dos “quiliarquías”, fformaban una “menarquía”

4)    Dos “menarquías”, formaban una “falange”.

El total de combatientes era de 4.096 guerreros, con 256 “hileras”.

Continuemos

1)    Dos “falanges” formaban una “difalangarquía” con algo más de 8.000 hombres como núcleo de combate, y unos 2000 más de reserva, intendencia y algunos jinetes.

Ahora bien, estas proporciones fueron variando con el paso del tiempo y corresponden sobre todo al período más arcaico del que se tiene noticia.

La organización tuvo su origen en Esparta pero fue adoptada por todas las ciudades griegas, siempre con algunas modificaciones.

2)    En tiempos tardíos, la falange macedónica de Alejandro Magno correspondía, en realidad, a una “menarquía” y, en tiempos de su padre, se sabe que una falange estaba formada por 6.500 hombres.

3)    La formación de combate de la falange se constituía a partir de la “hilera”. Marchaba como un bloque compacto cuadrado con 16 soldados de fondo (“orden cerrado”), que podía evolucionar hasta los 32 (“orden grueso”) o alcanzar los 8 (“orden delgado”).

4)    Al parecer, era frecuente que estuviera formada por un frente de 256 soldados (16 “filas”) por 16 de fondo. Su jerarquía interior era bastante simple:

5)    El general, “estratego”, ocupa la cúspide jerárquica de la falange.

Strategos

a)    Luego estaba el “taxiarca” o centurión, oficial fuera de fila que mandaba sobre dos “tetrarquias” (128 soldados).

b)    Luego estaba el hoplita o soldado raso.


Cada división de la falange tenía un jefe: “diloquita”, “tetrarca”, “sintagmatarca”, “pentacosiarca”, “quiliarca”, “merarca” y “falangarca”.

En combate, a estas jerarquías correspondía transmitir las órdenes a los hoplitas que dirigían y combatir codo a codo con ellos.

Los hoplitas se configuraban como una especie de infantería pesada, armada y equipada como tal. Marchaban en formación, separada cada hilera por unos dos metros.
Hoplitas

Iban seguidos por los sirvientes (peltastas) que les llevaban el bagaje y algunas armas de repuesto.

Peltastas

Los hoplitas constituían el núcleo central de la falange.

Existía también una infantería ligera, los “psilites”, O peltastas desprovista de armas defensivas y cuya función era proteger con ondas y jabalinas el avance de los hoplitas. 





La falange hoplítica era una tarea colectiva. No se concebia el combate como exhibición individual de heroísmo, sino como evolución colectiva. No se pedia al hoplita que tenga iniciativa personal, sino que se comporte con disciplina, evite que la formación se rompa y evolucione colectivamente con precisión milimétrica. Era el heroísmo colectivo y no el arrojo individual lo que se exaltaba y lo que tenía lugar en la táctica espartana.

Stratego con Hoplitas

En los habituales conflictos entre las ciudades griegas, casi todo obedecía a un ritual preestablecido que se repetía siempre de forma rutinaria. 


Las batallas entre las distintas ciudades griegas eran rápidas (apenas una mañana) y las campañas rara vez se prolongaban más allá de unas pocas semanas. No existían, por tanto, grandes problemas de avituallamiento, ni se precisaba una logística sofisticada.


Las guerras solían tener lugar en el verano, justo antes de las cosechas. Así existía la posibilidad de conquistar las cosechas del enemigo, mientras las propias ya estaban aseguradas.

Se elegía el campo de batalla de mutuo acuerdo, de manera que no diera ventaja a ninguna de las partes.

Antes de la batalla solían realizarse sacrificios a los dioses pidiendo de ellos apoyo, valor y fortuna en el combate.

Luego ambas formaciones se colocaban una frente a otra y avanzaban, primero lentamente y luego a paso ligero. Se evitaba por todos los medios romper la formación, ni los escudos se separaban unos de otros.



El ejército espartano avanzaba siempre en silencio y los únicos murmullos que salían de sus movimientos eran los producidos por las fricciones entre los escudos de bronce; este sonido casi insonoro, unido a la música austera de la flauta causaba una honda impresión en quienes no lo habían oído jamás.

Era frecuente, en otras ciudades griegas, que el avance fuera acompañado por gritos de guerra, tambores y trompetas y salves a los dioses de la guerra.

Iniciado el combate, se trataba de que la totalidad de la falange presionara colectivamente.

Las bajas producidas eran cubiertas con los soldados situados inmediatamente detrás.

Los flancos estaban cerrados por tropas auxiliares y se tendía solamente al ataque frontal.
Auxiliares



Las maniobras de envolvimiento y los ataques laterales apenas fueron utilizados.

Se sabe, eso sí, que las falanges no avanzaban de manera completamente rectilínea. El peso del escudo, situado a la izquierda, les hacía adquirir una tendencia natural a avanzar hacia la derecha para compensar ese peso.

Solamente existían dos posibilidades en la batalla:

a)    Bien se rompía el frente en el centro, o en los flancos. A medida que se perforaba el centro de la formación o una de sus alas, se trataba solamente de evitar que la brecha fuera taponada y conseguir una especie de efecto dominó en el cual el soldado enemigo muerto dejaba el flanco derecho de su compañero desprotegido y, a su vez, pasaba a ser vulnerable.

b)    Primero se combatía con la lanza y cuando la proximidad de las fuerzas enfrentadas la hacía inhábil para combatir, se desenfundaban las espadas que sobresalían entre las filas de escudos.

La bajas podían llegar –y frecuentemente llegaban- al 15% de los efectivos entre los derrotados y al 5% entre los vencedores.

Concluido el choque se construía un monumento a la batalla, habitualmente una torre de madera decorada con las armas y estandartes de los enemigos caídos. Mientras, ambas partes retiraban a sus muertos y realizaban sacrificios a los dioses.

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