Justo al nacer el niño era examinado por los ancianos para determinar si podría convertirse en un buen guerrero.
En caso de que se tratara de un bebé débil o con malformaciones, era llevado al pie del monte Taigeto donde se le arrojaba por un barranco.
En caso de que se tratara de un bebé débil o con malformaciones, era llevado al pie del monte Taigeto donde se le arrojaba por un barranco.
Se consideraba que la ciudad no debía tener lastres y que a cualquier ser que no fuera lo suficientemente fuerte como para sobrevivir era mejor evitarle una vida de deshonra constante para él y carga para la comunidad.
Si este recién nacido superaba la primera prueba de su vida recibía un lote de tierra y se autorizaba a su familia para que lo criara. Desde entonces su destino estaba trazado: si había nacido varón no podía ser otra cosa más que soldado.
¿Y que sucedía con las niñas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario