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miércoles, 27 de enero de 2010

La Hegemonia Espartana

Luego que terminó la guerra del Peloponeso que, con pocos intervalos, había durado 27 años y que acabó con la bancarrota total, no sólo de Atenas, sino de toda la Hélade. Como consecuencia de la superioridad enemiga y por su propia culpa se hundió el único Estado que habría sido capaz de unir a Grecia políticamente, Atenas.



Bajo la presión de Esparta se derrocó en Atenas la constitución democrática, apoderándose del gobierno un grupo de 30 oligarcas, llamados pronto "los treinta tiranos". Estos tiranos fueron:


01.- Polícares.
02.- Critias.
03.- Melobio.
04.- Hipóloco.
05.- Euclides.
06.- Hierón.
07.- Mnesíloco.
08.- Cremón.
09.- Terámenes.
10.- Aresias.
11.- Diocles.
12.- Fedrias.
13.- Queréleo.
14.- Anecio.
15.- Pisón.
16.- Sófocles.
17.- Eratóstenes.
18.- Caricles.
19.- Onomacles.
20.- Teognis.
21.- Esquines.
22.- Teógenes.
23.- Cleómedes.
24.- Erasístrato.
25.- Fidón.
26.- Dracóntides.
27.- Eumates.
28.- Aristóteles.
29.- Hipómaco.
30.- Mnesitides.


Estos tiranos, pudieron mantenerse únicamente con la ayuda de Esparta, pero finalmente la indignación popular llegó a ser tan grande qué fueron expulsados, siendo instituida en el 403 a.C una democracia moderada. El orden volvió a regir en Atenas, pero su esplendor se había hundido por siempre.

LA HEGEMONÍA DE ESPARTA

Esparta, vencedora de Atenas, impuso su hegemonía sobre las ciudades de la Hélade. Para consolidar la supremacía espartana en Grecia, Lisandro estimuló la creación, en todas las ciudades, de regímenes aristocráti­cos, sostenidos por la fuerza armada de una guarnición espartana.

Lisandro



Toda la Hélade se rego­cijó por la caída de la odiada Atenas y celebró a Esparta como salvadora de la libertad helénica, pero muy luego cambiarían las opiniones.

Esparta, que había lucha­do nominalmente por la libertad de los Estados griegos contra la hegemonía tiránica de Atenas:

1)    Estableció un régimen arbitrario.

2)    Intervino violentamente en los asuntos internos de los demás Estados.

3)    Bajo su pre­sión, las constituciones democráticas tuvieron que ser abolidas y se instituyeron regímenes oligárquicos.

Pron­to Esparta fue tanto y más odiada de lo que había sido Atenas.

En la propia Atenas, después de la paz, se organizó un gobierno de carácter oligárquico formado por treinta miembros, a los que se conoce con el nombre de "los treinta tiranos", por el régimen de persecuciones y de terror sangriento que hicieron reinar. Este gobierno, impopular, duró poco, pues fue derribado por los integrantes del partido democrático que, dirigidos por Trasíbulo, consiguieron volver al Ática y restaurar las antiguas instituciones, proclamando una amnistía general o perdón de los delitos (403 a. C.).

Ática(Blanco)

Pero en las otras ciudades, Esparta mantuvo los gobiernos aristocráticos y exigió de todas ellas el pago de tributos. Su fuerza, unida al prestigio de su victoria, le permitían obrar así, pero, gradualmente, su política absorbente iba concitando contra ella la irritación de las ciudades defraudadas, que habían creído conquistar su libertad con la caída de Atenas, y ahora notaban que no habían hecho más que cambiar de dueño.


Esparta y Persia
 La Paz de Antálcidas 
(387 a. C.).  

Agesilao, rey de Esparta, quiso ampliar la dominación espartana por el lado del Asia Menor. Era la reedición, por cuenta de Esparta, de la política antipersa realizada por Cimón setenta años antes. La oportunidad se presentaba favorable por la debilidad del imperio persa, que acababa de salir de una lucha civil.

Agesilao, Rey de Esparta

Guerra Civil En Persia

Ciro el Joven y la retirada de los diez mil. En Persia se había producido una guerra interna (401-400 a. C.). Ciro el Joven, sátrapa de Sardes y hermano menor del monarca reinante, Artajerjes, quiso conquistar el trono para sí.
Ciro el Joven

Reunió, entonces, un ejército numeroso, engrosado por mercenarios griegos que pudo reclutar en gran número sin dificultades, pues la terminación de la guerra del Peloponeso había dejado a muchos soldados sin ocupación.


Mercenarios Griegos 

Las tropas de Ciro el Joven llegaron hasta muy cerca de Babilonia, cuando las enfrentó el ejército del Gran Rey. Pese a la resistencia de los mercenarios griegos, los soldados de Ciro huyeron, y su jefe quedó muerto en el campo de batalla. 


 Artajerjes (Derecha)

Entonces comenzó una heroica retirada hacia el oeste de unos 10.000 mercenarios griegos, que atravesaron el imperio Persa, desde Mesopotamia hasta el Ponto Euxino.

El griego Jenofonte, integrante de la expedición; relató, luego, en un libro que se ha hecho famoso, el "Anabasis", la historia de esta difícil retirada.

Agesilao desembarcó en Efeso, y batió, sucesivamente, a los sátrapas persas del Asia Menor. Pero el Gran Rey Artajerjes, en lugar de defenderse con su ejército, lo hizo con su oro que derramó en Grecia para fomentar el sentimiento de rebeldía, ya latente, contra Esparta. 

Artajerjes

Dicha política colocó a Esparta en el dilema de optar entre el Asia Menor y Grecia. Por supuesto, optó por esta última, y Agesilao volvió a la Hélade, a luchar con las ciudades sublevadas contra su patria (Tebas, Argos, Corinto, etc.).

Fue a raíz de esta difícil situación que Esparta se inclinó a la paz con Persia. Esta paz, conocida con el nombre de paz de Antálcidas (387 a. C.), marcó el fin de la ambición espartana en el mar Egeo, sacrificada por Esparta para poder consolidar su dominación en la Hélade propiamente dicha. En cuanto a las ciudades griegas del Asia Menor, pasaron a integrar nuevamente el imperio persa, del que habían salido a raíz de las guerras médicas.


Paz de Antálcidas (387 a. C.)


Contenido De El Tratado Paz de Antálcidas

Para afianzar su posición, Esparta concertó en el 387 a.C un tratado con Persia, el enemigo mortal de la nación. Este tratado, la llamada paz de Antálcidas (Antálcidas fue el delegado espartano que firmó el tratado), estipuló que:

a)    Las ciudades griegas en Asia Menor que­darían entregadas al dominio persa.

Esto significaba que la primera condición entregaba al Gran Rey las ciuda­des por cuya liberación habían derramado su sangre los mejores patriotas griegos.

b)    Y que todos los demás Estados griegos deberían ser autónomos.

La segunda condición significaba la disolución de todas las ligas en Grecia y perpe­tuaba la hegemonía de Esparta, ya que ésta era más poderosa que cada uno de los demás Estados.

Como és­tos otros Estados debían quedar autónomos, no podían aliarse, evi­tando Esparta, de este modo, cualquiera acción común contra su preponderancia.

La Paz De Antálcidas

Con  la  ayuda  del oro persa, Esparta impuso en Grecia la paz de Antálcidas por medio de la violencia. Grecia debió a la hegemonía espartana su completa división política y la vergüenza de la entrega de las ciudades asiáticas.

El tratado parecía perpetuar la supremacía de Esparta sobre la Hélade, mas su infamia era demasia­do grande para ser tolerada. Y luego surgiría la po­tencia que terminaría con la hegemonía espartana.

Al mismo tiempo que Esparta alcanzaba su gran poder externo, prodújose una profunda corrupción en su interior.

Consecuencias

Debido al aislamiento en que Esparta había vivido en los siglos anteriores, había podido con­servar sus sencillas costumbres antiguas. Pero al ex­tenderse ahora su influencia sobre toda la Hélade, los espartanos se olvidaron de las virtudes tradicionales. Como consecuencia de los triunfos en el exterior:

a)    Aflu­yeron a la ciudad enormes sumas de dinero.

b)    Los es­partanos se acostumbraron al lujo y a la lujuria.

c)     Las continuas guerras diezmaron sus filas.

d)    Las mujeres quedaban sin marido y se entregaban a la vida placentera.

Así, Esparta estaba corrompida en el interior y era odiada en el exterior, Esparta no pudo conservar su predominio.

1 comentario:

  1. Es sobre la fotografía de Lisandro. Ese no es Lisandro, es Alejandro Magno. La obra es de Lisipo y está en el Louvre

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